Alzaste el vuelo alondra mía hacia la noche que te amaba:
desnuda y fría aleteabas
dejando una estela de escarcha
palpitando en mi memoria y sus barandas:
gotas blancas
de alborada
que un cálido cántico fecundaban,
himno
y
cascada
que tu recuerdo aún amamanta:
alondra y escarcha.
Labradora de espumosas nubes de almendra blanca:
de las rosas que tus pies cultivaban
fuiste hortelana;
ahora crecen caracolas desde tu mustia mirada,
de tus labios amapolas, de tu lengua la granada;
das a la hambrienta tierra y a las gitanas hojarascas
tus ojos de almendra y tu corazón de manzana.
Novia del barro y del verde canto de las ranas:
el viento y las estercolas ya te besan y amamantan,
ya escriben sus nombres con tus plumas de terciopelo ámbar.
Alondra que duermes en un verde río de plata:
te recuerdo volando sobre los campos de cebada,
ligera y victoriosa batías el aire con tus alas
(llamas doradas)
fulgores que a la vida fecundaban.
Desde el croar de los sapos y el barro mi voz te llama
con palabras que escarban
mi memoria aceitunada,
con palabras que te buscan y del olvido rescatan.
Desde el llanto de la luna cual gorrión suelto en cascada
mi canto que es un grito de reclama,
un ruego sin eco a la noche por la vida de su amada.
Noche que guardas a mi alondra y escarcha:
¡tenla aurora o estrella, escarcha de plata
o alondra del alba!
¡Oh noche celosa con la muerte casada:
destiende tu abrazo y tus negras manos nevadas
que la quiero ver! ¡que te quiero ver: alondra y escarcha!
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