viernes, 15 de julio de 2016

Poemario en PDF






Maurizio Veletti


Maurizio Veletti es el seudónimo poético de Bernardo Jiménez Casillas, pianista mexicano originario de la ciudad de Aguascalientes, quien optó por este sobrenombre debido a su admiración por el arte pictórico renacentista italiano.

Ella (alondra y escarcha) -Generación Espontánea, 2008- es su única obra publicada hasta el momento, la cual fue creada entre 2005 y 2006 en la Ciudad de México. Además de la versión impresa, los poemas que integran Ella fueron publicados, entre otras revistas, en Tierra Baldía de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (No. 42) y La pluma del ganso (No. 41, 44, 48 y 52), así como en Poesías de La Pluma No. 4antología poética de esta última revista.

Entre 2008 y 2011, Ella fue presentada en numerosos recintos de la Ciudad de México, Aguascalientes, Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo y Michoacán, así como en los siguientes foros culturales:

  • 2da Jornada Cultural de la Comunidad Artística Humanista de Tulancingo (Hidalgo, 2008)
  • 13º aniversario de la revista La Pluma del Ganso (Ciudad de México, 2008)
  • 2º Encuentro Poético del Grupo Nezahualcóyotl de Poesía Pura (Ciudad de México, 2008)
  • 11º Festival Universitario de Día de Muertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ciudad de México, 2008)
  • Encuentro de Arte, Conocimiento y Educación Superior de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Xochimilco (Ciudad de México, 2009)
  • 1er Festival Internacional Jaime Sabines 2010 (Ciudad de México, 2010)





Proemio


Escarcha que te vi nacer

alondra que te vi crecer dentro de los  límites de mi país inventado comiendo versos  y  revoloteando  entre  mis pensamientos

¡A ti dedico este canto!

canción de un joven corsario noctívago y solitario

¡Amante de una alondra y de su vuelo escarchado!

¡A tí alondra y escarcha...


¡A ti: alondra y escarcha alzo mi canto al viento, canto que elevo con voz de corsario y marinero y dirijo a los verdes campos de granados y almendros, campos que te cobijan, espiga dorada del cielo!


Las doradas playas se extienden bajo el claro cielo que baña rocas y costas mientras de pie te celebro con el canto propio de un joven corsario, con mis versos de marino solitario ¡navegante de veleros!

Como agitados corceles al viento saltan mis versos resonando a través de acantilados y  esteros, entre redes de pescadores y luceros; pronto se cobijan con las sábanas del océano llegando hasta oídos de náufragos extranjeros, de marinos veteranos que aguardan en sus puertos.


¡Alondra: no sabes la dicha que hay en saberte mía cada vez que tus labios besan e insuflan vida a mi canto y tus dientes pintan una blanca sonrisa!

Cantera de escarcha: ¡fuente inagotable de poesía!  el viento que infla mi vela es el mismo que a tu risa moldea, el mismo que lleva mis versos de tinta marina a  tus oídos de arena, azucena  y brisa.


He surcado al infinito y traicionero mar-océano desafiando sus violentas y azules olas de fuego, contemplando los verdes y espumosos esteros que se guardan en las costas y regresan a su lecho.

He navegado guardando en mi velero el infinito y espumoso eco de los besos que le brinda el océano a mi barca de marinero. 

He recorrido el azul universo filibustero navegando en compañía de escuálidos bucaneros: líquidos y variopintos ¡leales marineros! ¡navegantes guiados por la pátina de los luceros!

Ha escuchado la luna mis lamentos y en su negro manto he colocado mis recuerdos esperando que la lluvia los convierta en versos ¡me convierta en poeta corsario y marinero!


¡Alondra: no sabes la dicha que hay en saberte mía cada vez que tus ojos alimentan de fantasía a mis versos, cada vez que tus sueños se cobijan con ellos, con el canto nacido de una noche fría!

Cantera de escarcha: ¡fuente inagotable de poesía! la brisa que a mi bandera bautiza es la tinta marina que tus labios adoptan como saliva, tinta que es para tu lengua ¡un manantial de vida!


Partí desde los cálidos y meridionales puertos en busca de un tesoro revelado entre mis sueños. Pronto mis ojos azul verían al mundo, pronto el cielo enarbolaría mi vela llamándome marinero primero y después corsario de los cuatro vientos, pronto de un joven solitario sería el eco

Cansado de los infructuosos años, tendido al cielo me hallaba cuando la luna se cubrió de negro y una brisa de escarcha me recorrió

¡alondra al viento y canto que me cautivó!

con un sutil aleteo esfumaste mi cansancio: ¡al fin lo que entre sueños se me había revelado mis ojos, con un eterno beso, lo habían encontrado!

¡Tesoro de marinero: escucha la canción que nace de mi exaltado pecho! ¡cántico que borra mi pasado dibujando un bello amanecer diáfano!

¡Confidente y pregonero mar-océano: a quien fuera semilla de versos lleva mis labios de corsario y bucanero, y que en los verdes campos de granados y almendros ¡sea tu brisa un beso a mi espiga dorada del cielo!

***

Desde que soy corsario, alondra escarcha y poesía yo te canto mientras tus alas a mi velero guían

¡desde entonces tengo la dicha de saberte mía!


Ojos peregrinos…


Ojos peregrinos,
peregrinos de tus pies semidesnudos transformados en ambrosía por sus virtudes de odalisca, ataviados solamente por líneas de delicada lencería...

Ligeros bailarines:
santifican el aire con la imperceptible fragancia del ámbar corporal, de ahí que mis ojos sean de oficio peregrino y sólo rindan pleitesía a la pátina de tus mellizos vanidosos, a los vaivenes afrodisíacos de tus mimbres elegantes…

Mis ojos: devotos peregrinos...

Te veo a través…


Te veo a través de un verde viento,
                                                                   te veo
y quisiera cambiar de oficio por un tiempo,
despojarme de éstos hábitos y ser viento:
artesano que dibuja los límites
                                                                              de
                                                                     tu
                                                      cuerpo

Eres cascada y puente de un sol dorado y maduro,
eres playa donde se posa el verano y su tacto marino recorriendo santuarios y capullos,
bañando tus ritmos
                                                       vedados
                                                                        y
                                                                               mudos

Verde viento que pintan mis ojos,
que pintan y se posan discretos
                                                                                      en
                                                                              tus
                                                               marrones
                                                   otoños
ojos que te desnudan en silencio y poco a poco
sin que llegues a saber ni cuándo ni cómo,
pues me gusta el sabor de lo oculto y misterioso:
del verde viento que nace
                                                               de
                                                                      mis
                                                                               ojos

Son tus ojos…


Son tus ojos dos líquidas poesías:
dádivas de la noche incólume y morisca que a la vida resumen en dobles danzas de 
gitanas alegorías.

Jinetes que cantan y pintan tus días,
que cabalgan al abrigo de dos ramilletes con raíz de higo que se extienden y besan
¡bellas manías!

¡Auroras de tus cimas frutales devoradas por los breves aletazos rosáceos 
de tus párpados fugaces: no se extingan! 
llamas y quinqués de ámbar (ritmos gitanos y redondos valles)
¡oasis de mis dos ojos sedientos!